Jesús Calleja, sobre Julia y su corazón de oro: "La gente buena se merece que les pasen cosas buenas"
'Volando voy, volando vengo' se desplazó este jueves 17 de julio a Horcajuelo de la Sierra, en Madrid, para reformar la casa de una trabajadora social del pueblo

‘Volando Voy, volando vengo’ se ha asentado en la parrilla de Telecinco este verano. Cada jueves, el programa que ha cubierto un buen número de temporadas (11) en Cuatro está concitando muchísima atención en el canal más popular de Mediaset; esta decisión táctica sigue la premisa de ‘First dates’, que ha hecho el mismo trasvase en su edición veraniega. Jesús Calleja sigue sacando buen partido de su fórmula, consistente en hacer gestos bondadosos e impulsar iniciativas solidarias con protagonistas del mundo rural e involucrar personas, sentimientos y esfuerzos en el empeño. Este jueves 17 de julio viajó con su helicóptero a madrileña sierra del Rincón; concretamente, a la localidad de Horcajuelo de la Sierra.
A apenas una hora por carretera de Madrid, la vida va mucho más despacio. Se trata, explicaba el programa, de un pueblo pequeño con poco movimiento de visitantes y una población envejecida. El foco estaba en Julia, cuidadora de los habitantes más veteranos del pueblo, a la que todos quieren. “Si se fuera nos iríamos con ella, es lo mejor que nos ha pasado en la vida”, dicen sus vecinos.
Calleja quiso dar una sorpresa a Julia, con la complicidad de la hija mayor de Julia, y reformar la casa familiar, que habitan desde la pandemia tras años de residencia en Toledo. El equipo del programa, junto al constructor John, se aplicaron en una reforma completa de la modesta vivienda de Julia y los suyos. Pasados unos días, mostraron a la beneficiada por la iniciativa el trabajo realizado, desde la fachada al interior y el nuevo jardín, donde le esperaban sus queridos mayores. "Cuánto os he echado de menos, no me lo creo", les dijo.
Calleja, por su parte, aclaraba sobre Julia y su familia que "lo sacrificaron todo porque no puede separarse de los abuelos de este pueblo. Los abuelos de todos los pueblos que, a veces, se arrinconan y se olvidan y siempre aparece alguien como un milagro, en este caso Julia, que dice que se queda a vivir porque no se quiere desprender de sus abuelos. ¿No os parece que harían falta muchas más Julias? Porque la gente mayor que queda en nuestro pueblos son la historia de nuestro país y los mayores tienen todo el derecho del mundo a tener la vida en vuestro pueblo. La gente buena se merece que les pasen cosas buenas".