turismo de aragón
El pueblo con el nombre más corto de Aragón y larga tradición ciclista
Este pequeño municipio de la Comarca del Jiloca, al noroeste de la provincia de Teruel, está a 94 km de Zaragoza y a 103 km de Teruel.

Bea solamente tiene tres letras en el nombre, pero mucho que ofrecer si se busca un lugar tranquilo y hermoso para pasear, ir en bici y darse un baño de naturaleza. Es el municipio con el nombre más corto de Aragón; Sos le igualaría si se atendiese a la forma popular, pero el apellido oficial ‘del Rey Católico’ le saca de esta clasificación. El municipio turolense de la comarca de Jiloca goza de una climatología agradable en los meses calurosos, y con una altura media de 1.134 metros, se tiñe de blanco en el invierno. Además, el acceso es sencillo desde Zaragoza y Teruel, gracias a la Autovía Mudéjar; de hecho, aunque hay nueve kilómetros más desde la capital turolense, se llega en el mismo tiempo desde ambas ciudades: hora y nueve minutos, tomando el desvío desde Ferreruela de Huerva, a la altura de la ya famosa Anento. Muy cerca, Fonfría y Segura de los Baños ofrecen otras dos posibilidades de visita montañera con elementos orográficos añadidos, como las cárcavas.
La localidad de Bea está enmarcada en las sierras de Cucalón y Oriche; un pueblo que vive con pasión la bici de montaña. Fue sede puntual de la Jamón Bike, una de las cicloturistas con más carisma de toda España, que ahora se desarrolla en el municipio de Calamocha; además, desde la comarca se fijaron hace ya un lustro seis rutas de BTT en la zona, y la quinta incluye a Bea. No es una parada más, ya que en el hostal El Rebollar se ofrece un servicio integral al visitante; además de restauración y hospedaje, atiende con especial dedicación a los aficionados a la bicicleta. El Rebollar también coordina rutas de 'running' diseñadas por Prames y ha añadido a su oferta una pista de basket 3x3 y otra de pádel. En otoño, por si fuera poco, se va a aplicar en el mundo de la micología.
En cuanto a la flora, destaca poderosamente el robledal del pueblo, una maravilla que está acompañada en alturas superiores por el pino negro y el quejigo. En la zona cercana al Huerva abunda el tomillo y las aliagas, que ofrecen un espectáculo visual maravilloso en primavera.

Qué más ver en Bea: patrimonio religioso
La parada patrimonial más interesante es la ermita de San Jorge, que gobierna el pueblo desde un altozano, coronada por una gran cruz. Allí llega anualmente una procesión el día del santo. La campana de su ermita tiene anécdota: viene de Chipiona, la localidad natal de Rocío Jurado, y se consiguió tras responder a un anuncio de internet. En cuanto a la parroquia de San Bartolomé, y a pesar de pasados expolios, se ha efectuado una renovación parcial que reparó la fachada y el tejado, haciéndola visitable sin peligro.

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